domingo, 6 de febrero de 2011

Igualmente distintos

Entre viejos libros empolvados que guardaba en la azotea, un día me encontré con uno en especial que me marcó para siempre... Justo en mis pies, ese libro pareció mirarme.

Me agaché, lo tomé y lo abrí sin paciencia, y descubrí una hoja color rosa pastel del lado izquierdo y una negra del derecho. Las observé un largo rato y sin pretenderlo mi mente comenzó a divagar... era algo hipnotizante.

Y vi a una buena niña ... a un rudo chico,
un mundo fantasioso ... una realidad forzada,
lo más dulce que existera ... lo más amargo que es posible,
miles de sonrisas ... un solo gesto duro,
sensibilidad ... y tanta frialdad,
corazones blancos ... y contornos de ellos*

Sin embargo... Lágrimas en ambos...

Y entonces las vi tan iguales.

Arranqué ambas y dejé caer el libro sobre el suelo. De cada una recorté un corazón en el centro y los intercambié.


...Ahora espero que esa niña deje de ser tan buena por querer agradar y ese chico olvide la tontería de ocultarse tras esa rebeldía... Que ella despierte de ese sueño provocado por sí misma para sentirse feliz y que él abra los ojos y aprenda a confiar así... Que ella se de cuenta de que lo dulce suele empalagar y él que descubra el azúcar "Splenda"... Que ella ya no finja una alegría estúpida y que él no sea tan estúpido como para no buscar la felicidad... Que ella entienda que no toda poesía es cursi y que él lea un poco de Shakespeare...

Y, POR FAVOR! No más corazones dibujados, ESOS NO LATEN! ESOS NO SIENTEN!
Que ambos DESPIERTEN y se den cuenta que la única solución para secar esas lágrimas se encuentra en ellos mismos.


*Desde aquel día guardo ambas hojas en mi bolsillo...
...Desde aquel momento mi vida cambió.

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